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La plaza de Cuzco por la noche

Los incas

La civilización inca, también llamada civilización incaica o civilización quechua, fue la última de las grandes civilizaciones precolombinas que conservó su Estado independiente durante la Conquista de América.

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Se ubicó en los actuales territorios de Perú, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador.

La conquista de Perú, encabezada por Francisco Pizarro, puso fin al imperio.

 

La economía inca se basaba en la agricultura, que desarrollaron mediante técnicas avanzadas. Los incas cultivaron maíz, maní, yuca, papa, frijoles, algodón, tabaco y coca, entre otras.

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La educación
Cada niño recibía la educación adecuada a su nivel social durante 4 años.

El primer año se estudiaba la lengua quechua. Recibían educación religiosa durante el segundo año de estudio. Esta se basaba en la leyenda sobre los orígenes de los incas, el culto al Sol y los dioses secundarios.

Durante el tercer año se les enseñaba a manejar el quipu, cuerdas anudadas que indicaban números y recogían la información de los sucesos en cada reinado del Sapa Inca. Durante el cuarto año aprendían la historia del imperio.

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CURIOSIDADES
Adoraban al Sol, por eso los sacerdotes eran buenos astrónomos, tenían muchos conocimientos del Sol, de los astros y de los planetas. En Cuzco, el templo dedicado al Sol estaba recubierto de oro porque afirmaban que el oro se había formado con lágrimas del Sol.

 

El emperador, llamado Inca, había almacenado una fabulosa cantidad de oro. Cuentan las crónicas que, una vez al año, el Inca se cubría el cuerpo con polvo de oro y entraba a lavarse en las aguas del lago Titicaca, donde el oro se perdía en las profundidades.

También cuentan que la plaza ubicada en el centro del Cuzco estaba rodeada por una cadena gruesa de oro, y que al llegar los españoles, los aborígenes la arrojaron al lago para que los conquistadores no se apoderaran de ella.

 

Cuando Pizarro llegó a Cuzco e hizo prisionero al Inca, este le ofreció un rescate a cambio de su libertad. Estiró el brazo tanto como pudo, trazó una marca en la pared de su celda y dijo que la llenaría hasta allí de oro y plata. Pizarro aceptó la oferta y el cuarto se llenó de riquezas. Pero, tan pronto como obtuvo el rescate, mandó matar al valeroso Atahualpa, el último Inca.

Con él murió una de las más grandes y originales culturas de América.

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